CONSULTORIA ESTRATÉGICA
EL JARDÍN - Oficina en edificio histórico, Barcelona
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EL JARDÍN - Oficina en edificio histórico, Barcelona
Diseñamos junto a Psquared un anteproyecto para transformar un edificio patrimonial en pleno centro de Barcelona en una oficina luminosa y flexible. Un espacio donde el verde, la historia y la calma se mezclan con el ritmo del trabajo.
Diseñamos junto a Psquared un anteproyecto para transformar un edificio patrimonial en pleno centro de Barcelona en una oficina luminosa y flexible. Un espacio donde el verde, la historia y la calma se mezclan con el ritmo del trabajo.
El Jardín fue uno de esos proyectos que te obligan a repensar qué significa realmente trabajar.
Psquared me contactó para transformar un edificio patrimonial de la calle Aragó en una oficina capaz de venderse sola, antes incluso de construirse. Y lo logramos: con luz, con historia y con una idea simple —que el espacio invite a quedarse.
Era justo después de la pandemia, cuando las empresas volvían a buscar algo más que metros cuadrados. Querían bienestar, terrazas soleadas y lugares donde volver a encontrarse.
La terraza se convirtió en el corazón del proyecto. Desde ahí pensamos todo lo demás: un gran espacio abierto, flexible, con rincones para trabajar, reunirse o simplemente cambiar de aire.
Dividimos la planta en dos almas: la operativa, donde el silencio importa, y la social, donde la vida ocurre. Una cocina amplia, dos livings, pequeños espacios de descanso, y esos detalles que hacen que el día fluya distinto.
Conservamos los techos y aberturas originales, potenciamos la luz y trajimos verde a cada rincón. Queríamos que el nombre, El Jardín, se sintiera en el cuerpo.
Cuando terminamos el anteproyecto, Psquared presentó el espacio y el cliente lo compró.
No porque los renders fueran bonitos —que lo eran—, sino porque contaban una historia real: la de un lugar donde el trabajo se parece un poco más a la vida.
El Jardín fue uno de esos proyectos que te obligan a repensar qué significa realmente trabajar.
Psquared me contactó para transformar un edificio patrimonial de la calle Aragó en una oficina capaz de venderse sola, antes incluso de construirse. Y lo logramos: con luz, con historia y con una idea simple —que el espacio invite a quedarse.
Era justo después de la pandemia, cuando las empresas volvían a buscar algo más que metros cuadrados. Querían bienestar, terrazas soleadas y lugares donde volver a encontrarse.
La terraza se convirtió en el corazón del proyecto. Desde ahí pensamos todo lo demás: un gran espacio abierto, flexible, con rincones para trabajar, reunirse o simplemente cambiar de aire.
Dividimos la planta en dos almas: la operativa, donde el silencio importa, y la social, donde la vida ocurre. Una cocina amplia, dos livings, pequeños espacios de descanso, y esos detalles que hacen que el día fluya distinto.
Conservamos los techos y aberturas originales, potenciamos la luz y trajimos verde a cada rincón. Queríamos que el nombre, El Jardín, se sintiera en el cuerpo.
Cuando terminamos el anteproyecto, Psquared presentó el espacio y el cliente lo compró.
No porque los renders fueran bonitos —que lo eran—, sino porque contaban una historia real: la de un lugar donde el trabajo se parece un poco más a la vida.
Diseñamos junto a Psquared un anteproyecto para transformar un edificio patrimonial en pleno centro de Barcelona en una oficina luminosa y flexible. Un espacio donde el verde, la historia y la calma se mezclan con el ritmo del trabajo.
El Jardín fue uno de esos proyectos que te obligan a repensar qué significa realmente trabajar.
Psquared me contactó para transformar un edificio patrimonial de la calle Aragó en una oficina capaz de venderse sola, antes incluso de construirse. Y lo logramos: con luz, con historia y con una idea simple —que el espacio invite a quedarse.
Era justo después de la pandemia, cuando las empresas volvían a buscar algo más que metros cuadrados. Querían bienestar, terrazas soleadas y lugares donde volver a encontrarse.
La terraza se convirtió en el corazón del proyecto. Desde ahí pensamos todo lo demás: un gran espacio abierto, flexible, con rincones para trabajar, reunirse o simplemente cambiar de aire.
Dividimos la planta en dos almas: la operativa, donde el silencio importa, y la social, donde la vida ocurre. Una cocina amplia, dos livings, pequeños espacios de descanso, y esos detalles que hacen que el día fluya distinto.
Conservamos los techos y aberturas originales, potenciamos la luz y trajimos verde a cada rincón. Queríamos que el nombre, El Jardín, se sintiera en el cuerpo.
Cuando terminamos el anteproyecto, Psquared presentó el espacio y el cliente lo compró.
No porque los renders fueran bonitos —que lo eran—, sino porque contaban una historia real: la de un lugar donde el trabajo se parece un poco más a la vida.
Si tu historia también merece ser contada, hablemos.
Si tu historia también merece ser contada, hablemos.
Si tu historia también merece ser contada, hablemos.
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